lunes, 30 de octubre de 2017

De poco, algo más, o nada...

Hay gente que siempre tiene complicaciones de vida que son muy fuertes, y no por ello le resta importancia a lo que nos toca vivir. Aunque son de naturalezas diferentes, no cualquiera entiende desde el violentar más simple y sencillo hasta el más complicado, no digamos cualquier solapada combinación.

Ya se me venía desbaratando la vida por varios sucesos, incluso aquellos en los que se me expresaba que mi presencia no era necesaria, ni indispensable, también de parte de algunos familiares inmediatos, no digamos por otras situaciones. Todo esto era en supuesta hermandad, o familia, o "familia". Así se dieron las diversas reiteraciones, unas tras otras, con diferentes palabras, en diferentes momentos, total y bruscamente enfatizadas por el único compartir con una de las mascotas, cuando para mí fueron todas las mascotas y otros momentos, y con muchas otras personas. Igual, posiblemente por tendencias de paranoia, quedará la interrogante de qué estoy haciendo, qué haré sobre el pasado, con dosis altas de victimización, con un gran lavado de "manos". De momento, hay ya muchos rumores que se manejan como verdades. No queda otra que aceptar la posibilidad de que si llega realmente necesario tener que defenderme, aunque no lo quiero, creo que no lo haré. Pero, el violentar tiene sus formas sutiles de actuar. Que venga lo que venga... Empero, aún hay cosas que me confunden. Aún hay cosas en las que las lágrimas solamente me bañan. Aún hay cosas que no entiendo. Aún hay cosas que sé que no bastó que yo diera, como esos años dados, en los que hubo momentos compartidos, o que yo consideré compartidos, momentos en los que también me tocó resolver algunas emergencias, algunos sustos, así como lidiar con personas nefastas, y ya no recuerdo qué más... Resulté, nueva y reiteradamente, irrelevante, con también gran diversidad de énfasis en que no era mi casa, y que por supuesto no era mi casa, menos mi hogar, así que como se suele decir, mucho retrasé despedirme, hasta en desesperadamente auto-despedirme. No era auto-boicot, era el inicio de un recordatorio de que sí hay ciertas reglas civilizadas, de cordialidad, de respeto, de humanismo que hay que tratar de recuperar y nutrir. Así pues, paso a paso, han continuado los días, el vivir, aunque ahora sin mayores sustos.

No recuerdo cada uno de todos los detalles de cada susto de vida que me ha tocado, ni de cada uno de aquellos de muerte. Sin embargo, los de muerte sí que han sido tremendos, intensos, cargados, algunos prolongados, pero aún así, hay otros sustos de vida en los que hay que tener que decir adiós y ver cómo se avanza conforme la voluntad de curiosidad de vida se sigue nutriendo. Sí, hasta a la voluntad misma hay que nutrirla, pues no es la esperanza lo último que se pierde, si no que bien pueden ser ambas a la vez, o quizás solamente la voluntad es lo último que deba perderse. No sé.
No puedo cambiar nada de lo ya vivido, y aunque a veces hay palabras que retumban de ciertos seres queridos, en que no cambie nada de mi ser, la realidad es de que no puede haber cambio si no hay aprendizaje, y viceversa. Un amigo quizás lo plantearía de la siguiente forma: el cambio es directamente proporcional al aprendizaje, y son mutuamente implícitos. Sí hay cosas que tengo que cambiar. Tampoco puedo ser parte de un eterno e interno 'statu quo', pues como dijo Heráclito, "Lo único permanente es el cambio." Podría hacer un inventario de lo más relevante, pero no es el caso, no es lo que pondera. De lo que siempre estoy seguro que he dado, a como haya resultado, ha sido con el corazón, solamente porque no he podido siempre dar cosas materiales. No se puede todo.

Tomando la frase de Oscar Wilde, que parece también estarse poniendo de moda, "regala tu ausencia a quien no valora tu presencia.", la modificaría a algo así como "tu presencia es tan valiosa como lo saludable que mutuamente se comparte". O, bien, "si respetuosamente se te valora, valora el mutuo compartir, que implique el mutuo crecer." Lo cierto es que me fui, pero como que también hubiera quedado una invitación abierta a una satanización hacia mí, por proteger el amor propio. Bueno, sustos de sustos, hasta de amenazas indirectas me he enterado, pero no es de preocupación alguna, pues hay una tendencia muy real a la frase "perro que ladra no muerde". Sin embargo, no es de menospreciar hasta las indirectas, pues siempre hay gente fanática que puede ser el equivalente a los seguidores más fervientes de Hitler, quizás por carecer de criterio propio, o quizás de vida propia.

Regresando a este manifiesto parcial, de tantos en este blog, resulta que en un país como el nuestro, son pan y tortillas del diario vivir que se te humille y denigre. Que se te respete, solo por ser humano, es de humanos. La dialéctica sobre amor universal, cuando lamentablemente ni la justicia universal existe, es análoga a llegar a conclusiones a partir de creencias o suposiciones, versus a través de un crítico observar y crítico pensar. Ojalá el amor y la justicia fuesen lo mismo. Igual, de esto no sé si sé algo, pero sí sé de personas que tienen una noción saludable de lo que es justicia, eso también trato de nutrir.

Otra cosa que me ha tocado estar aprendiendo es muchísimo sobre misandria y androfobia, combinada con misantropía, que obviamente, en los pocos casos vistos, que resultan de un eterno patriarcado, son muy taimados, con una astucia única, aparte de la combinación de tantos otros factores destructivos de la especie humana, como los rasgos de disociación, rasgos antisociales, rasgos bipolares, etc. Ah, sí, cierto, dado de que sí fui de conveniencia, pues eso sí explica la diversidad de criminalización maquiavélica hacia mí. Haber dado varios años de mi vida, a como me haya tocado, lo complicado de entender, dentro de mis propias contradicciones e imperfecciones, es que no dejo de estar agradecido por lo que viví y aún me toca vivir, en la medida que la genética me lo permita.

De momento, en lo que llevo de haber salido de haber dado una donación, si así se le puede decir ahora, de unos buenos años de mi vida, en un poco más de un mes ha pasado tanto, que no sé cómo describir algo de todo esto tan reciente. Una muy querida amiga me comentó que es porque lo he provocado, nada más con no permanecer estático en un lugar. Me gustaría pensar que el amor propio me llevó a no ser cómplice de lo que no puedo controlar, pero de sí intentar tener cierto control sobre lo que sea en lo que se me pueda ir la vida. He tenido sueños pendientes, no me había percatado de que la fotografía no me basta, aunque me ayuda y nutre en el respirar. No puedo conformarme, aunque no sea hiperactivo, a nada más haber estado tan ermitaño. Por muy descuidados mis sueños (y algunos olvidados), también mi corazón, y ya no sé qué tanto más, por muy complicado y destructivo que pueda darse algo, por muy horriblemente oscuro que todo se pueda poner, ha resultado que en estos pocos días han habido buenas dosis de alegría y plenitud, hasta han habido abrazos de corazones a corazones.

La vida misma me sacó, y casi me hace bailar, casi me hace cantar. Perdón, me hizo cantar. Me hizo capturar más momentos con mi cámara. Me hizo visitar lugares olvidados. Me ha hecho interactuar con personas que había descuidado y que siempre nos hemos acompañado, como si el tiempo no hubiese pasado... Solo sé, simple y sencillamente, que de corazón estoy agradecido con estas personas con las que el cariño, el aprecio, el respeto y el cuidado son genuinos y que la reciprocidad es mutua y amena. Tan importante ha sido también, de manera estructuralmente esencial en mi vida, que muchas personas que conocí en estas nuevas exploraciones, me recuerdan de que hay una hermosa bondad, una hermosa voluntad de tanto en la vida, que me generan más curiosidad de todo lo que ojalá logren en sus vidas... Recuerdo algunas miradas y se me vino que noté esa ansiedad porque haya mejoras, y que hay gente batallando con que algo mejore. Hay personas, genuina y verdaderamente nobles, constructivas, maravillosas, geniales, encantadoras, sí, de encantar, que sorprenden, que viven con ansias de mayor aprendizaje. Nuevamente, no cualquiera genuinamente observa, aunque también, no cualquiera genuinamente siente.

Y, encima, aparte de todo lo anterior, otra fuerte y constante interrogante que me hago es si he sido realmente justo en, y con, cada foto que he hecho, pues siempre es lo que intento. Es mi cometido, mi misión, mi perspectiva, mi lenguaje, mi mente, mi pasión y mi corazón. Me gustaría pensar de que la posibilidad de juzgar lo más profundo de mi ser está real, esencial y fundamentalmente, en cada foto que he hecho. Pero, nunca lo sabré. Realmente, dudo mucho si quisiera saberlo.

Disculpen, perdonen, por favor, a este no-escritor, aunque sí fotógrafo, por las redundancias, incluso por las contradicciones, pero con un ojalá de algo de esperanza en cuanto a algo de congruencia, algo de simpatía, algo de empatía, mas con voluntad, así como algo de coherencia, algo de consistencia e insistencia, algo de entereza, algo de integridad, y algo de humanismo en esta rebeldía hacia la vida a través de algo de fotografía, con algunas que otras palabras que nada más hay que sacar. Que venga lo que venga, pues considero que, a estas pocas alturas, el augurio destructivo que se me pueda desear ojalá sea demasiado bueno como para causarme un infarto más.

Salud.





Así que, a sugerencia de algunos textos de Don Eduardo Galeano, apenas unas locuras por si alguien también es sentipensante...







Otra vez, pero otra versión...





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