lunes, 12 de julio de 2021

Entre parásitos...

Por el dedicado cuidado a una perrita, a veces las paredes se encuentran adornadas por alguna que otra garrapata, lo que me recuerda que muchas personas tienden a ser oportunistas, aprovechadas y explotadoras con una imagen heroica, sobre todo por parte de estos gobiernos que hemos tenido. Estos gobiernos han sangrado a la población, y muchos siguen impones porque no hay un sistema funcional de justicia. Es un sistema estructurado de corrupción, muy sistemático en sus logros de cooptación estatal, con mucho poder en el que la población no logra hacer nada al respecto. Y, quienes no hacen nada en contra de estos gobiernos, buscan "conectes", alianzas y todo lo que puedan, para lograr tener una vida supuestamente decente, al menos fingiendo ser decentes y éticos, cuando la realidad es que también son unos parásitos. La diversidad de parásitos es amplia, incluso cuando se supone que serás parte de una familia laboral, digna, respetuosa, respetable, honorable, cuando la realidad es que en esa parte de que te indican que debes poder trabajar bajo presión solamente se presenta abiertamente la explotación como parte de una cualidad que vale la pena tener dentro del "skillset" requeridos para que tengas tu bienvenida al mundo laboral exclusiva y tradicionalmente guatemalteca, porque de todos modos hay que hacer todo lo posible por conservar las tradiciones, pues somos un país de tradiciones, que tienden a ser tradiciones laborales esclavizantes. 

Iba a utilizar en algún momento la referencia de víboras y serpientes en pro de personas nefastas, pero esos animales sí tienen funciones claras y definidas en los ecosistemas, ciertamente como cada especie, incluidas las garrapatas y demás parásitos. Lo jodido es que hay humanos que sí parasitan, como muchos gobiernos, como muchos de sus allegados y afines sobre todo lo que puedan. Es decir, la diversidad de parásitos que forman parte de la especie humana es inmensamente aterradora. Y, así como amanecemos día a día entre parásitos, hay que supuestamente estar feliz solamente porque es un país hermoso, como si eso tiene que compensar y explicar todo tipo de injusticia o porque de todos modos hay que amanecer.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Don Julio...


La primera vez que lo conocí fue en el 2000, en el primer trabajo super serio que tuve, en el CONAP REGIÓN VIII, sí, así tenía que indicarse. Gajes de oficialismo, supongo. No sé. Pero, algo así. No obstante, Julio en ese año fue un gran mentor, compartimos mucho con él y con otros compañeros. Él fue parte de una gran escuela. Con el pasar de los años, en uno de varios momentos que coincidíamos en alguna parte del maravilloso Petén, para variar, me compartió que era diabético. Fue en el Mayan Mall que nos encontramos, y allí me contó esa noticia. Le comenté que dado que inicialmente empezaba con la diabetes, que por supuesto, como con todo, la nutrición era fundamental. Le conté el caso extenso de mi madre, y le comenté que solamente él podía decidir si quería cuidarse o no. En eso, surgió un tipo, una de las supuestas autoridades de conservación, se paró al lado de Julio, y de manera altanera se impuso a la conversación. Por supuesto que ya no pudimos seguir conversando con Julio. Me despedí. 

Pasaron otros meses, quizás, o no, pero cada ocasión en la que nos encontrábamos el tema era su diabetes, que la iba controlando. La última vez que nos vimos fue en el 2019. Seguro que nos hubiéramos visto este 2020, de no ser porque la pandemia hizo cambios drásticos en cuanto a mucho. Pero, lo que sí es que la muerte se llevó a un erudito de la naturaleza, del manejo forestal, del manejo de vida silvestre, del conocimiento amplio de ornitología, mastozoología, dendrología y tanto más, porque más que todo lo que sabía y compartía, fue un genial y admirable compañero. Su nombre completo era Julio Alfredo Madrid Montenegro, pero decía, no, solo Julio.

lunes, 7 de septiembre de 2020

De exposiciones, trayectorias, vidas y réquiem...

Parece que se vienen homenajes póstumos a quien fuera mi madre. Cuando tuve relación con ella, le rendía tributos en espero que hubieran sido momentos saludables para ella. Pero, ciertamente, cuando me surgió la fotografía, también le hice tributos fotográficos en varios momentos de su vida. Sin embargo, en muchos matices, grados e intensidades, para mi familia la fotografía nunca fue de relevancia. Parece que nunca les interesó que la fotografía hasta me hubiera salvado de mí mismo, así como lo han hecho otras personas a quienes grandemente aprecio, y les agradezco aún más.

Cuando inicié en la fotografía, la verdad nunca me imaginé que por años tendría un promedio de una exposición colectiva anual. Ya no recuerdo cuándo es que esa frecuencia se fue reduciendo, pero hasta que surgió en mi vida el Colectivo Arrancacebollas es que ya tocó la primera exposición solo. No del todo solo, fue con ellos, gracias a ellos, pero yo fui el único fotógrafo. Ya no recuerdo los detalles, aunque sí recuerdo que invitaba a mi familia a las inauguraciones de las exposiciones en las que tenía fotos participando. Nunca fueron a ninguna inauguración. La verdad no recuerdo las excusas. No eran los trofeos que querían, o los que requerían. Ni idea. La familia lo es todo, la familia es sagrada, la familia tiene que ser unida, lo dicen y predican muchas personas. La realidad es que como es usual, hay abismos entre las acciones y las palabras. Las acciones siempre dicen mucho más que las palabras, independientemente de las intenciones. A veces, las acciones solamente lo dicen realmente todo.

No obstante, en el historial de mis fotos, o mío, una de las exposiciones internacionales tuvo lugar en Rusia, con el tema "Familia Unida", en el 2011. Me aceptaron una foto y es la única que acompaña a este "post". Digo, sea como sea, al menos mi madre supo que había una foto en la que estaba ella, que anduvo en una exposición en Rusia... Ya hubiera querido yo irme con la foto, pero no se podía. Ya quisiera irme a los lugares a donde han viajado varias de mis fotos, pero no se ha podido. Quizás algún día se pueda y si no se puede, tampoco es el fin del mundo. Y, si lo fuera, pues ni modo, toca lo que toca. Pero, a veces basta un respiro para vivirlo todo en su máxima expresión, entre tanto desmadre.

Mozart: Requiem

lunes, 31 de agosto de 2020

Imperfecciones...


A veces no sé qué me cuesta más, si mis imperfecciones o cualquier perfección que surgió por puro azar. Trato de no divagar mucho en esos menesteres dicotómicos porque ya es mucho ser imperfecto en un mundo en el que constantemente se exige la perfección cual si fuese pan diario en un contexto sociocultural en el que se come más tortilla que pan. Ni que el pan fuera un lujo. A veces las tortillas son el lujo, porque la batalla del diario vivir radica precisamente en que el hambre no sea mucha. Ya es mucho pedir pan, idealmente, según el gusto, suponiendo que el pan es mejor que la tortilla. No siempre, porque hay personas que sufren de alergias al gluten, por lo que las tortillas les son puramente saludables, a menos que tengan diabetes extrema y/o que también resultaran alérgicas al maíz. No sé, siempre depende de todo eso a lo que muchas personas le llaman contexto. Sin embargo, lo que sí sé es que este mundo te juzga y sentencia más por tus imperfecciones y/o proyecciones que por cualquier otra cosa propia y justamente tuya que con suerte pueda llegar a acercarse a algún tipo de perfección. No saben, por ejemplo, que muchas veces la belleza de la vida radica en el encanto de la naturaleza tal cual, en el intento de mostrar cada matiz natural de la belleza misma, aunque el intento en sí resulte relativo, subjetivo y espectralmente perfecto en su imperfección. De todos modos no importa si fuera a la inversa.





martes, 25 de agosto de 2020

De otro duelo.

 


En un país tan complejo, tan complicado, siempre me ha quedado la curiosidad de cuántas familias real y genuinamente pueden caracterizarse que son total y absolutamente saludables. Lo poco que sé es que son muy pocas las que conozco que sé que tienen esa fuerte tendencia, con el privilegio a la duda de que si realmente lo son. Igual, aunque sea una, sí realmente podría serlo. No, no es mi familia. Mi madre ha muerto hoy. Gracias a uno de mis hermanos desde junio del 2017 no volví a tener relación con ella. Las razones y explicaciones son largas, pero no hay justificación de nada. Considero que justificar implica evadir. No puedo tampoco respetar a quienes evaden sus responsabilidades de tantas acciones nefastas, lavándose las manos de que todo está bien y se acepta, siempre y cuando sea de parte de la familia, porque supuestamente la familia lo es todo.

No entro a detalles porque la historia de mi familia no es fácil de relatar. Mas puedo compartir que como se suele decir de manera popular, "el león juzga por su condición", cada juicio y prejuicio que me he enterado que ha sido hacia mí es una simple proyección de la consciencia de cada persona. En otras palabras, cada quién juzga acorde a sus prejuicios, condición, consciencia, relevancia y responsabilidad.






martes, 5 de mayo de 2020

De tanta vida...


Hay tanto que no logro concretar sobre aquellos años vividos y convividos, por lo tanto aprendido. No sé cómo hacerle justicia a tantísimo. Por allí a veces se nos pierde el tiempo, o se nos oculta, o simplemente juega con nosotros. No sé qué jodidos hace el tiempo con tanto de nuestras vidas. Solo sé que no tengo idea de qué contar para lograr expresar algo de aquellos años, aquellos vividos y convividos. 

Las pocas fotos de hace poco no siento que hacen justicia siquiera a algo de todo aquello, pero quizás cuenten algo... Ojalá realmente cuenten algo. ¡Feliz cumpleaños, Pedro!




lunes, 2 de marzo de 2020

De algún saber...


No suele suceder mucho que algún sistema de justicia latinoamericano tienda a ser pura y esencialmente justo. Como que viene de tradición, quizás centenaria, quizás milenaria. No sé. Quizás a veces algo de idea de justicia pueda detectarse en cuanto a la proporción de congruencias versus incongruencias, algo así como que algo de tanto que no sé versus "amor universal", como posiblemente "memento mori". No sé. Lo que sí sé es que no se puede todo.

Que vengas...


En esta realidad en la que vivimos, al menos la mía, no sé si fuiste un sueño, o deseé soñarte, o nomás fuimos un breve momento en la vida. Al despertar queda continuar viviendo lo que nos toca, a como venga... Y, que venga. Que venga. Que vengas.

miércoles, 1 de enero de 2020

De frío...



Tenía frío. Esa chumpa estuvo en una serie de cosas, maletas y más que se puso a la intemperie, gracias a un pariente de inmediata relación genética. No tengo idea de por qué esta chumpa estuvo allí, entre esas posesiones mías, junto con varias corbatas que fueron de mi padre y que hubo muchas otras fotos, medallas de natación y no recuerdo qué más que no fue puesto en plena calle. Esto sucedió a inicios de junio del 2017. Pocos meses después, una supuesta amistad desechaba tanto más, incluso dijo no quitarse la vida solamente por uno de sus perros, como si la amistad y su familia no valieran tampoco la vida misma. En fin, las personas suicidas sí se terminan quitando la vida, por lo que sea que haya sido que hayan tomado esa decisión. Simplemente lo hacen. Justo o no, nomás lo hacen. Lo único que queda es respetar esas decisiones y honrar lo bueno que nos dejó el saludable compartir con ellas. 

Empero, eso de incluso simbólicamente ponerme en la calle nomás reiteró que en el centro de mi genética familiar lo valioso era ser un trofeo, dado aquello que no pusieron en las calles, como aquellas medallas de natación y muchas fotos de las cuales hay muchas que las hice cuando era muy niño. Trofeos para ellos, historia para mí. Perspectivas abismalmente diferentes. En el fondo eso realmente no dolió, lo que dolió fue la burla de que no llovió, que qué bueno que no había llovido. La burla también se me hizo al día siguiente, por vía telefónica. Eso sí dolió cruda y fuertemente. 

Así pues, en todo aquello que sí resultó en la calle, estuvo la chumpa que tengo puesta en la foto. Ella, desechada y puesta en la calle, encontró a quién quitarle el frío, o bien colaborar en mantenerme con una cómoda temperatura corporal. Salud por lo pasado, salud por el hoy, por el mañana y por lo que toque que venga. 


jueves, 28 de noviembre de 2019

A veces...


Disfruto mucho de caminar en la zona 1. De hecho lo disfruto más que en las otras zonas que se supone son seguras, o más seguras. A veces sí noto los riesgos de inseguridad, aunque noto mayormente los rostros, el lenguaje corporal, lo que se cuenta sin contar. La diversidad es inmensa. Como fotógrafo, la diversidad de imágenes que a veces se me vienen es nada más en función de lo que ande pensando, soñando, sintiendo, o como diría don Eduardo Galeano, sentipensando. 

Da muchas veces curiosidad de conversar con alguna que otra persona, sobre lo que ella o él esté pensando en ese momento, así como nomás de hacerle fotos. No se puede todo. A veces ciertamente me gustaría ser algo extrovertido como varias personas que hacen excelente fotoperiodismo. Usualmente me vence la introversión, a veces la introspección. A veces no sé cuál es cuál. Pocas veces logro ser más y más invisible y simplemente logro hacer fotos, sin importar si alguna o varias resultan bien, solo es hacer fotos. A veces son aventuras. 

A veces, algo que desanima es una fuerte tendencia de ausencia de cordialidad o modales, como cuando voy en la acera y vienen personas emparejadas (parejas o no, amantes o no, compañeros o no, etc.) y como que quieren que me salga de allí para que ellos puedan pasar sin interrumpir su trayectoria, su rumbo, sus ellos, sus egos. Es peor cuando en las banquetas hay personas que recién han cumplido con su labor de cargar en alguna procesión. Como que se sintieran ungidas, en lugar de humildes por supuestamente haber logrado una faena que quizás los acerque al perdón de algo, ¿de sí mismos? No sé. Solo sé que si no los esquivo, hasta sermoneado saldría por no darle permiso a los recién bendecidos. Estoy totalmente en desacuerdo con actitudes nefastas e inhumanas, como las de estas y otras personas que bien parece que carecen de empatía, simpatía, sentido humano, sentido común, pensamiento crítico y que como que poseen solamente algún poder sobrehumano recién bendecido. Imaginaba que quizás lo justo es que se sintieran libres de pecado, de alguna carga (literal y/o metafórica), pero no.

En otras ocasiones, esa ausencia de cordialidad, de modales, ocurre de parte de personas con supuesta educación, a veces universitaria. Desconozco las razones por las que violentan con ese tipo de ausencias. No sé si es parte de lo que llaman “ghosting” emocional, espiritual, o qué. “Ghosting” me parece una forma más de violentar. Sea como sea, no me refiero solamente en aspectos personales, sino también en profesionales que solamente hay “desaparición” o ausencia de comunicación. Algo les falta. No sé… Bueno, sé que yo mismo me doy mis “desaparecidas”, en especial cuando algo me está tomando mucho tiempo para concretarlo. A veces es solamente por ermitaño (hoy nos dicen introvertidos). A veces me pasa, no es de siempre. Pero, al menos sé que nunca dejo de responder cuando me llaman o me envían algún mensaje, a menos que se me olvide. No se me figura algún recuerdo de dejar de responderle algún mensaje a alguien. Lo que sí es que cuando ha terminado una relación, incluso de amistad, o familiar, sí es porque no hay nada que salvar, o rescatar. 

Pero, también me he encontrado con gente muy cordial, muy amable, muy dulce, muy digna y segura de hasta sonreírte nomás por sonreír, por humana calidez. A veces surgen suspiros de sorpresa por personas así. A veces surge esa naturalidad de espontaneidad de decirnos buenos días, buenas tardes, buenas noches, sin nada más que un buen deseo. Me pasa mucho con personas de la tercera edad. Muy de vez en cuando me pasa con alguien a quien sin darme cuenta me hice a un lado para que pasara con tranquilidad sin riesgo alguno de tener que salir de la banqueta. Muy de vez en cuando. 



A veces pasan buenas cosas en esas caminatas. A veces hasta amenazas de muerte surgen, y eso que en este país la vida y la muerte son más baratas que una bala, en especial con un sistema nefasto, perdón, quiero decir disfuncional, de justicia, si no pregúntenle a las niñas que han sido quemadas. Ni modo, se dice, así es nuestro país, que celebra más la muerte que la vida.


Tanto puede pasar, o no. Pero, a veces, algunas veces, lo que me encuentro son abrazos.




lunes, 19 de agosto de 2019

De Mis Fotografías en el Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas...


Se conmemora hoy el día internacional de la fotografía. Entre muchas cosas, a mí, nuestra Guatemala me conmemora un día más de impunidad, atropello, hostilidad, abuso y descaro por el uso ilegal de 31 fotos de mi autoría. El libro se llama "El Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas: base legal para el bienestar de la sociedad guatemalteca", publicado en el 2011, por el Consejo Nacional de Áreas Protegidas de Guatemala y la Fundación Zootropic. Hay una serie de violaciones que me implica ese libro, porque también casi nadie conoce el por qué, ni el para qué, de la fotografía en mi vida. Ni la mayoría de mi familia tiene la más mínima idea de lo que la fotografía es en este ser que soy yo hoy en día. Hay muchos matices, aunque los que más atesoro son lo que me implican un vivir de corazón a corazón cuando hay seres queridos que sí saben algo de mi fotografía, como si resultara a veces hasta algún tipo de filosofía que incluso me rescató de mí mismo. Bueno, sí, algo así.





Estoy cansado de que este país realmente parece de que es la genuina eterna primavera del 'statu quo' de la corrupción, de la impunidad, del abuso, de la hostilidad, de las estafas por y para narcisistas, psicópatas,  sociópatas y similares. Igual, también es de perfecta primavera para las diversas generaciones de pseudointelectuales que encima hasta resultan todólogos. Lo que todos ellos tienen en común es el regocijo, ausencias de autocrítica y remordimiento, con un fuerte e inescrupuloso deseo y lucha poder, a veces también por fama, por algún tipo de validación entre sus gremios, o simplemente seguir estafando de una u otra forma a quienes puedan, siempre conservando una re-bonita imagen, como nuestro país, que es re-bonito.


Estoy condenado a mucho por haber sido víctima de gente nefasta que hasta llegó a desgarrar, cagándose de la risa, lo más valioso de mí, la fotografía, mi fotografía, mis fotografías. Es lo único que sé que al menos algo saludable ha habido en mí. En el mejor de los casos, el comentario usual, o promedio, o tradicional, o mediocre, es "ay, el Turi". A veces hay variantes como "ay, el Turi y sus cosas", "ay, el Turi y sus trabes", "tan impulsivo", "tan exigente". Al final, no exijo mucho. Es utópico, aunque simple. Lo que exijo que exista la justicia en todo nivel, aunque admito que hay mucho en lo que he sido injusto. Mi diferencia es que siempre sigo aprendiendo a partir de mis propios procesos de introspección, reflexión y autocrítica. En fin.


Con el tiempo quizás se vislumbre algo de todo lo que me ha tocado vivir. Lo dudo.
























Todas las fotos en esta publicación son de mi autoría. Son las que fueron utilizadas en el libro del CONAP, por Daniel Ariano y Luis Alvarado. Las fotografías las coloqué en el orden conforme van apareciendo en el libro. CONAP (2011). El Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas: Base fundamental para el bienestar de la sociedad guatemalteca. CONAP/ZOOTROPIC. 360pp. Documento Técnico No. 95 (01-2011).

Si así es la base fundamental para el bienestar de la sociedad guatemalteca, vamos de mal en peor de manera acelerada.