jueves, 28 de noviembre de 2019

A veces...


Disfruto mucho de caminar en la zona 1. De hecho lo disfruto más que en las otras zonas que se supone son seguras, o más seguras. A veces sí noto los riesgos de inseguridad, aunque noto mayormente los rostros, el lenguaje corporal, lo que se cuenta sin contar. La diversidad es inmensa. Como fotógrafo, la diversidad de imágenes que a veces se me vienen es nada más en función de lo que ande pensando, soñando, sintiendo, o como diría don Eduardo Galeano, sentipensando. 

Da muchas veces curiosidad de conversar con alguna que otra persona, sobre lo que ella o él esté pensando en ese momento, así como nomás de hacerle fotos. No se puede todo. A veces ciertamente me gustaría ser algo extrovertido como varias personas que hacen excelente fotoperiodismo. Usualmente me vence la introversión, a veces la introspección. A veces no sé cuál es cuál. Pocas veces logro ser más y más invisible y simplemente logro hacer fotos, sin importar si alguna o varias resultan bien, solo es hacer fotos. A veces son aventuras. 

A veces, algo que desanima es una fuerte tendencia de ausencia de cordialidad o modales, como cuando voy en la acera y vienen personas emparejadas (parejas o no, amantes o no, compañeros o no, etc.) y como que quieren que me salga de allí para que ellos puedan pasar sin interrumpir su trayectoria, su rumbo, sus ellos, sus egos. Es peor cuando en las banquetas hay personas que recién han cumplido con su labor de cargar en alguna procesión. Como que se sintieran ungidas, en lugar de humildes por supuestamente haber logrado una faena que quizás los acerque al perdón de algo, ¿de sí mismos? No sé. Solo sé que si no los esquivo, hasta sermoneado saldría por no darle permiso a los recién bendecidos. Estoy totalmente en desacuerdo con actitudes nefastas e inhumanas, como las de estas y otras personas que bien parece que carecen de empatía, simpatía, sentido humano, sentido común, pensamiento crítico y que como que poseen solamente algún poder sobrehumano recién bendecido. Imaginaba que quizás lo justo es que se sintieran libres de pecado, de alguna carga (literal y/o metafórica), pero no.

En otras ocasiones, esa ausencia de cordialidad, de modales, ocurre de parte de personas con supuesta educación, a veces universitaria. Desconozco las razones por las que violentan con ese tipo de ausencias. No sé si es parte de lo que llaman “ghosting” emocional, espiritual, o qué. “Ghosting” me parece una forma más de violentar. Sea como sea, no me refiero solamente en aspectos personales, sino también en profesionales que solamente hay “desaparición” o ausencia de comunicación. Algo les falta. No sé… Bueno, sé que yo mismo me doy mis “desaparecidas”, en especial cuando algo me está tomando mucho tiempo para concretarlo. A veces es solamente por ermitaño (hoy nos dicen introvertidos). A veces me pasa, no es de siempre. Pero, al menos sé que nunca dejo de responder cuando me llaman o me envían algún mensaje, a menos que se me olvide. No se me figura algún recuerdo de dejar de responderle algún mensaje a alguien. Lo que sí es que cuando ha terminado una relación, incluso de amistad, o familiar, sí es porque no hay nada que salvar, o rescatar. 

Pero, también me he encontrado con gente muy cordial, muy amable, muy dulce, muy digna y segura de hasta sonreírte nomás por sonreír, por humana calidez. A veces surgen suspiros de sorpresa por personas así. A veces surge esa naturalidad de espontaneidad de decirnos buenos días, buenas tardes, buenas noches, sin nada más que un buen deseo. Me pasa mucho con personas de la tercera edad. Muy de vez en cuando me pasa con alguien a quien sin darme cuenta me hice a un lado para que pasara con tranquilidad sin riesgo alguno de tener que salir de la banqueta. Muy de vez en cuando. 



A veces pasan buenas cosas en esas caminatas. A veces hasta amenazas de muerte surgen, y eso que en este país la vida y la muerte son más baratas que una bala, en especial con un sistema nefasto, perdón, quiero decir disfuncional, de justicia, si no pregúntenle a las niñas que han sido quemadas. Ni modo, se dice, así es nuestro país, que celebra más la muerte que la vida.


Tanto puede pasar, o no. Pero, a veces, algunas veces, lo que me encuentro son abrazos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios: