Viendo una vez más la película "La teoría del todo", me encontré soñando con que ojalá no existiera la malicia. Pese a que sea una utopía, como aquella planteada por Don Eduardo Galeano, esa que sirve para caminar, a veces sueño.
Por varias y locas razones, recuerdo que hay personas devotas de muchas religiones, que no siempre implica que sus modales sean directamente proporcionales a su fé y devoción, aunque hay personas en las que sí encaja todo muy bien. Hay en quienes no, solamente hay que recordar que la calidad de una persona se determina por la proporción de sus incongruencias versus sus congruencias. O, ¿a la inversa?
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