sábado, 9 de septiembre de 2017

De pasados presentes...


No recuerdo cuándo fue la última vez que vi a un repartidor de pan en bicicleta. Quizás pueda ser porque hay cosas de aquel pasado que me resultan incómodas por la violencia que se supone que debía ser normal. Probablemente es una combinación de tantos factores que incluso me representan varias memorias rescatables de un introvertido altamente confundido por sí mismo, como por toda persona que interactuaba conmigo. Tanta suposición respecto a mí, de quién era, cómo era, por qué era, para qué era, versus quién se quería que fuera, con esa combinación de cómo se suponía que debería ser, con por qué y para qué debería ser, ya era en sí todo muy confuso, porque nunca cumplí con las expectativas, nunca estaba a los niveles que se requerían de mí, no digamos los que se exigían. No recuerdo alguna satisfacción mía, en cualquier momento de aquel pasado de infancia, que fuera enteramente mía, que pueda recordar algo similar a que fuera por mí y para mí, excepto quizás cuando a los doce años me fui de mi tierra natal, para estar algo lejos de todo.

Hoy en día, no varía mucho el asunto, pues de todas formas no estoy, ni estaré a nivel de nadie. Son apenas algunos matices y contextos los que difieren, solamente es de fingir demencia, no discutir, quizás ni dar explicaciones de nada, porque conversar/dialogar no es lo más común, o lo genuinamente correcto, aunque sí se pueda. No es de superioridad o inferioridad, ni de intelecto o no, ni de ser o no cultos, ni de ser o no eruditos, ni de ser o no "viajados", ni de ser o no conocedores, ni de ser o no genios, ni de ser idiotas, ni torpes, ni de ser "leidos y escríbidos", como en broma lo decía mi finado padre con quien teníamos inmensas diferencias y de todas maneras que él y yo genuinamente conversáramos era una utopía, no digamos con quien se suponía que hubo más cercanía. No es reclamar, es nada más un intento de tratar de describir algo del pasado, que tiene muchísimas similitudes con el presente, solamente que los actores son diferentes por el tiempo, espacio, contexto, etc. Nada más.

No con cualquiera se conversa, porque no cualquiera respeta solamente por pureza y noble convicción. No es de superioridad, ni inferioridad, es de compañerismo genuino, noble, puro, respetuoso, gentil, cariñoso, ameno, tierno, apapachador, que hasta se respira la confianza desde lo superficial y hasta lo más interno. 

Da igual, se dice para demeritar algo o todo. Debo estar, otra vez, demasiado cansado. No cualquiera entiende, no cualquiera siente algo de todo lo anterior, menos aún alguien que entienda y sienta todo lo anterior, independientemente de si tiene genuinamente la voluntad de sentir y entender. Sin embargo, hay esperanza de que incluso exista la voluntad, no sé de qué, pero ojalá sea de al menos compartir algo saludable.

Sin embargo, no a cualquiera le importa algo de todo lo anterior, porque si así fuera, la riqueza del compartir sería recíproca, o es que da igual y/o "da igual".

En fin, aún queda algo de salud, incluso con una cerveza.

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